Hay una opiniA³n muy difundida, y ciertamente poco razonada, de que solo lo novedoso merece nuestra atenciA³n. Argumentaciones como estas silencian el criterio de calidad y relegan al olvido los grandeslibros del pasado. Esta triste realidad lleva a preguntarnos si ya no somos capaces de apreciar el valor de aquellos textos que llevan miles de aA±os esperA¡ndonos, obras que cuando las descubrimos, las leemos y las comprendemos, nos llenan de gozo y de sabidurA¡a. Gran descubrimiento lo llamamos.