La lucha contra la corrupción constituye un componente obligado en las tareas de fortalecimiento del Estado y de promoción del desarrollo. Hoy se sabe que es imposible el progreso sin instituciones de gobierno que sean legÃtimas y eficaces; y que no es posible asentar esas instituciones en un entorno que resulte permisivo o tolerante con la corrupción. Pese a ello, el fenómeno se resiste a desaparecer, sin que ningún paÃs esté libre de sus posibles efectos. Asà pues, más que eliminar el problema, lo que cabe es reducir los espacios de oportunidad que el marco institucional proporciona al surgimiento de prácticas corruptas, creando los mecanismos para identificar, perseguir y penalizar esas prácticas. El presente libro analiza en profundidad este problema.