En todas y cada una de estas pequeñas joyas literarias el paisaje es el mismo, el que surge de la noche de los tiempos en algunas de las comarcas de la provincia de Zamora. El autor nos hace viva su existencia, reconocemos lugares comunes y su pasado se expone en boca de los personajes protagonistas con singular maestrÃa. La iglesia visigoda de San Pedro de la Nave, el puente de Pino, la procesión de las capas pardas, la torre del reloj de Alcañices, los cipos de Rabanales, el castillo de Alba y otros monumentos ven la luz fuera del ámbito puramente turÃstico.
Todos y cada uno de los relatos, que se muestran al lector, tienen la particularidad de llevar los esquemas clásicos de la novela policÃaca al mundo rural. Las pasiones se articulan de la misma manera porque el ser humano es el mismo y allà donde las luces de neón trazan rasgos azulados en la noche, aquà es el viento, la nube o la facha la que restalla en la oscuridad y siembra de temores los cuerpos.