¿Cómo puede el gobierno de un país en desarrollo iniciar un proceso de desarrollo rural que se mantenga por sí solo? La respuesta a esta pregunta se responde desde México, luego de un experimento que puso en práctica el Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural (PIDER), con el apoyo por la Secretaría de la Presidencia en nuestro país durante la década de los años setenta.