¿La humanidad podrá finalmente deshacerse del trabajo gracias a los robots Desde la victoria de la supercomputadora IBM Deep Blue sobre el campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, en 1997, hasta el uso, en 2017, de la red neuronal convolucional GoogLeNet para diagnosticar un cáncer con la misma precisión que un médico, los triunfos sucesivos de la inteligencia artificial se multiplican y son ampliamente difundidos en los medios de comunicación. La opinión pública difÃcilmente creerÃa hoy que las máquinas no pueden «pensar como los humanos». Y, aunque es probable que esto no sea cierto por el momento, el sentido común nos indica que se podrÃa cumplir en un futuro próximo. Algunas voces como la del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein ya nos advertÃan que la inteligencia artificial no presupone que las máquinas tengan capacidades cognitivas y que puedan existir sin la colaboración de humanos dispuestos a enseñarles cómo pensar. La computadora «exhibe inteligencia», pero esta no es más que un efecto de la ejecución mecánica de instrucciones dadas que pueden definirse como procedimientos elementales o «tareas atomizadas». El programa cientÃfico de la inteligencia artificial se vuelve inseparable del arte de controlar a los seres humanos y de disciplinar la ejecución de sus actividades. Tras una detallada investigación, el sociólogo francés Antonio A. Casilli desvela el «engaño» detrás de estas formas de trabajo que consisten en entrenar y regular la inteligencia artificial, y nos ofrece una mirada crÃtica de la realidad del digital labor: la explotación de miles de personas con sueldos de subsistencia y sometidos a la gestión algorÃtmica de las plataformas, que están en camino de reconfigurar y hacer del trabajo humano una mercancÃa precaria. Obra ganadora del Premio de la Fundación Colbert 2021