La forma en la que la conocà fue la más rara que se me puede ocurrir para conocer a alguien. Yo antes de conocerla tenÃa una vida «perfecta», llena de vestidos rosas, horquillas, buenas notas, buenos modales, clases de inglés, de piano, cosas de «señoritas», enseñanzas de mi madre sobre cocina, cuidado de la casa, costura... y podrÃa seguir, pero creo que se ha captado el mensaje. Entonces un dÃa alguien murió y, por muy raro que suene, no puedo estar más agradecida por ello. Mis notas bajaron de un nueve y medio a un dos, mi mente se abrió de par en par, mi paciencia disminuyó y todo lo que creÃa que era bueno se volvió tóxico de repente. Y todo porque en diecisiete años nadie, jamás, me habÃa enseñado a volar por mi cuenta. Girl. Girl. Girl., como todas las historias de Ros Serra, tiene como base el feminismo. Ella misma asegura que esta historia nació de la rabia: «Me cabreé y pensé qué habrÃa pasado si yo hubiera sido la niña perfecta que de repente se rebelaba contra el mundo. También pensé en qué pasarÃa si fuera la más revolucionaria del planeta. Entonces lo vomité todo».