Este libro está escrito con la memoria viva de los ancianos que no quieren olvidar una época, perdida en lontananza y que ya nadie más recuerda. Toda la idiosincrasia de la comarca se estructuraba en torno al ciclo agrícola anual: siega, vendimia, recogida de la oliva, etc. que entretejía también el ámbito social y el cultural, la vida cotidiana, las fiestas tradicionales. Estos cuentos pertenecen a la tradición oral trasmitida por los pocos ancianos que todavía en las calles, aun tras conquistadas tras medieval batalla por los turistas del siglo XXI, ganan la partida al paso del tiempo, aferrándose con más fuerza y necesidad que nunca a sus recuerdos que constituyen nuestro pasado, imposible de cambiar y al que hemos de acudir para recordar nuestra historia y valorar nuestro presente. Los cuentos están escritos tal como se oyeron, con la simplicidad de las consejas, los chascarrillos y moralidades que el pueblo creó para su enseñanza o solaz, asunto de labriegos y pastores, con la inventiva y descripciones del pueblo y lejos de la categoría de novela o el poema. El mar de piedras de Unamuno ha conmovido nuestra alma y la ha dejado tan pletórica y llena. Como un nuevo hogar lleno de humo necesito echar al cielo todas estas vivencias y como nueva chimenea en un entorno escaso de vida dar alegría al lector, con estas pequeñas historias tan lejanas y raras, como cercanas en el tiempo.
