Lo prohibido, como todas las grandes obras de arte, puede ser muchas cosas. Puede ser la interpretación de un pa¡s y de una época por la creación de seres -entes de ficción- lo bastante convincentes para ser ellos mismos y una apretada concreción de todo lo que su mundo es: mitos infinitamente plurivalentes, proteicos como la vida misma que alienta en ellos y la que por ellos se expresa.Lo prohibido es una novela muy curiosa en un sentido. Implacable alegato de cuanto en la Restauración hubo de más desmoralizante, nunca, o sólo muy de lejos, se incurre en ella en cr¡tica directa de lo circunstancial, y la pol¡tica activa queda totalmente fuera de ella.(De la Introducción de José F. Montesinos)