Mejuto, Eva / Milhoes, Mafalda
MarÃa y Benito
vivÃan tranquilos.
MarÃa cosÃa,
barrÃa y labraba.
Benito cantaba,
dormÃa y soñaba.
Pero una mañana...
... MarÃa decide dar una lección a su marido. Astuta, y con una gran habilidad en el manejo de la retranca, logrará que Benito tome consciencia de que el trabajo de casa está mal repartido y consigue que cambie de actitud.
Este álbum está basado en la canción popular polaca Maryna gotuj pierogi, una de las más conocidas del repertorio folclórico del paÃs. Se han hecho diversas versiones, desde orquestas sinfónicas, a solistas, grupos de jazz, rock... Este texto, en versos de seis sÃlabas, busca mantener el ritmo de la canción original. Al igual que la canción tradicional, la autora presenta la historia en forma de dialogo, ya que el relato se basa principalmente en la disputa que inician MarÃa y su marido, Benito, cuando éste le pide que le haga pan.
En la versión tradicional, Benito reclama unos pierogi, uno de los platos tÃpicos de Polonia (una especie de raviolis rellenos de carne, verduras...) y su mujer se niega repetidamente, aduciendo que le faltan, uno a uno, todos los ingredientes: harina, agua, sal y carne...
Sin embargo, en esta versión se optó por cambiar los pierogi por pan, un alimento común a todas las culturas y que permite universalizar la historia.
Las diferencias significativas con la canción no solo se limitan al alimento principal, sino también al final de la historia. AsÃ, la reacción violenta que manifiesta Benito en alguna versión polaca -cuando su mujer MarÃa decide no prepararle finalmente la comida- es sustituida en el álbum por una actitud comprensiva y de empatÃa hacia la mujer, manteniendo asà el tono humorÃstico que caracteriza todo el relato.
De la versión inicial, la autora decidió mantener y realzar: la idea original, el sentido del humor, la estructura acumulativa, versificada y rimada, tan propia de cuentos y cantos de la tradición oral. Este texto permite incluso ser cantado a ritmo de tres por cuatro manteniendo la música de origen.
De igual modo, el álbum ilustrado ofrece la misma anécdota argumental que la canción: la protagonista aduce no poder hacer el pan porque le faltan todos los ingredientes (harina, agua, levadura y sal).
Entonces, decide pedirle a su marido que vaya a buscarlos, solo que, a modo de escarmiento aleccionador, se los va requiriendo uno a uno, con el esfuerzo que esto le supone a Benito.
El va haciendo, uno a uno, todos los recados, cada vez más desmesurados como el de ir a buscar sal al mar, pero siempre se encuentra con que vuelve a faltar algo y tiene que emprender una nueva y esforzada aventura para conseguirlo. Cuando por fin MarÃa tiene todos los elementos, dice,
irónicamente, que está muy cansada y será a él a quien le toque, también, amasar el pan. De este modo, a través del ingenio y del sentido del humor, consigue que Benito entienda, por experiencia propia, lo injusto de la situación que habÃa vivido hasta entonces, y comprende que, tanto el trabajo como el ocio, deben ser cosa de dos.
Este es el verdadero transfondo de la historia: el cambio de actitud de Benito con respecto a MarÃa, que se evidencia y refuerza a través del trabajo de la ilustradora portuguesa Mafalda Milhoes, que revela esta evolución del personaje en las guardas, portada, portadilla y página de créditos. En ellas, el lector encuentra una contextualización previa y posterior a la acción del texto, que realmente se produce en un solo dÃa, tal y como indican las comidas (desayuno, comida, merienda y cena) y la luz de las imágenes (que van desde la claridad propia del amanecer, hasta el azul oscuro casi negro del cielo al final del dÃa).
De este modo, en las guardas del inicio del álbum, se puede ver a una MarÃa totalmente entregada a las tareas del hogar, mientras que Benito, ocioso, no colabora en absoluto. Un comportamiento que se transforma radicalmente en las guardas del final donde participa en las labores de casa y ayuda a su mujer. En la contraportada, los dos comen felizmente el pan, que aparece por primera vez ya cocinado.
Las ilustraciones de Mafalda Milhoes también nos aportan información clave de los protagonistas. Al caracterizarlos con rasgos hiperbólicos, descubrimos con claridad cuando están enfadados, tristes, tramando algo... De igual modo, no faltan en las páginas de este álbum los detalles, tan caracterÃsticos, en la artista