En este libro se presenta la persona y el pensamiento de un mﾂ｡stico de nuestros dﾂ｡as: Fernando Urbina. Un extraordinario presbﾂ｡tero y un gran teﾃｳlogo del siglo XX -aunque para muchos desconocido- que ﾂｫexperienciﾃｳﾂｻ y padeciﾃｳ a Dios, y lo expresﾃｳ con acentos mﾂ｡sticos: ﾂｫSolo el que ha pasado por la desesperaciﾃｳn sabe lo que es la esperanza; solo el que ha gustado la proximidad de la muerte sabe el valor de la vida; solo el que ha gustado la oscura alternativa del ateﾂ｡smo en un mundo dejado de la mano de Dios sabe lo que es el infinito gozo de que Dios seaﾂｻ; ﾂｫEn el fondo de este extraﾃｱo universo, atravesado por el espanto de la grieta abismal del mal y el dolor humano, se esconde el esplendor de Dios, que es poder, sabidurﾂ｡a, amor infinitoﾂｻ. Urbina presintiﾃｳ a Dios y lo padeciﾃｳ en la inmensidad de lo real, en el abismo del sufrimiento, en los avatares de la historia y, sobre todo, en el clamor del pueblo. No se puede recordar la pasiﾃｳn de Fernando Urbina por Dios sin recordar a la vez, no la otra pasiﾃｳn, sino la otra cara de la pasiﾃｳn por Dios que era en ﾃｩl la pasiﾃｳn por lo real en todas sus dimensiones, la atenciﾃｳn a la historia, la preocupaciﾃｳn por los hombres y mujeres, la predilecciﾃｳn por los pequeﾃｱos y los pobres. El texto de Josﾃｩ Marﾂ｡a Avendaﾃｱo lo subraya casi en todas sus pﾃ｡ginas, sin duda porque ahﾂ｡ estﾃ｡ uno de los puntos centrales de su convergencia espiritual con el autor que estudia. Dice Juan Martﾂ｡n Velasco en el prﾃｳlogo: ﾂｫLa vida de Fernando Urbina, como las vidas de los hombres justos, de los buenos cristianos, de los santos verdaderos, aparece en su obra y en la presentaciﾃｳn que de ella nos ofrece Josﾃｩ Marﾂ｡a Avendaﾃｱo como un faro -estoy seguro de que ﾃｩl habrﾂ｡a dicho "una lucecita", "una lamparita"- que nos permite presentir la aurora a la que en medio de no pocas oscuridades, guiados por la fe e impulsados por el amor y la esperanza, a veces desfallecientes, nos encaminamos tambiﾃｩn nosotrosﾂｻ.
