A un corazon. Te basta hasta ahora un poco de atencion a tu pena, te contestas con el dedo sobre la vena de la muñeca, de la frente (o del menton). Solo si temes de verdad estallar pides la mano entera sobre el pecho. Exorcizas asi pena y fatiga. Estate sereno: sobria, antigua una tierra en ti se reconoce, te sostiene. Tampoco en el cielo te faltan plegarias.