Gustavo MartÃn Garzo nació en 1948 en Valladolid. Su labor como narrador y ensayista le ha convertido en una de las voces más prestigiosas de la literatura española de estos últimos años. De la extensa lista de tÃtulos publicados cabe destacar El lenguaje de las fuentes, que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa en1994, Marea oculta, Premio Miguel Delibes en 1995, La princesa manca, La vida nueva , Ña y Bel, El pequeño Heredero, Las historias de Marta y Fernando, Premio Nadal en 1999, La soñadora (2002) y Los amores imprudentes, que se publicó en 2004. Ese mismo año el autor fue galardonado con el Premio Nacional de literatura infantil y juvenil. Con Mi querida Eva, publicada en 2006, se inauguró en Lumen la Biblioteca MartÃn Garzo, donde han ido apareciendo los tÃtulos destacados de su producción literaria. Tras la publicación, en 2008, de El jardÃn dorado, Garzo publicó en 2009 La carta cerrada, y en 2010 su novela Tan cerca del aire fue galardonada con el Premio Torrevieja. Y que se duerma el mar es su novela más reciente.
Parece una chiquilla cualquiera, vestida con una túnica liviana que adorna su cuerpo hermoso y esconde el brazo derecho mutilado; su rostro ensimismado de pronto destaca entre las ramas verdes de los árboles y la vemos de cerca: la joven se llama MarÃa y aun no sabe que tendrá que aprender a aceptar lo que el destino le depare sin hacer preguntas. La acompañan ahora unas esclavas que se convierten en amigas y comparten con ella los primeros misterios de la existencia y un mundo mágico poblado por animales y árboles extraños, un jardÃn hecho de palabras secretas que solo los niños y los amantes entienden. Un buen dÃa también José, un carpintero viudo, se acercará a MarÃa sin dar importancia a su defecto fÃsico porque en la mirada de MarÃa el hombre intuye que él será el testigo de un evento ajeno a su realidad, y sin embargo tan real como la tierra, el fuego y el cielo que le han tocado en suerte? Es resto de la historia es de todos conocido, pero esos primeros años de la vida de MarÃa, sus risas de niña, sus dudas de mujer, su afán por entender la locura de la vida, aquà están, en unas páginas donde Gustavo MartÃn Garzo vuelve felizmente a los lugares tan queridos de El lenguaje de las fuentes. ?Nunca renunciarÃa al loco mundo que conocemos, a pesar de su infinita tristeza? William faulkner