En " Las piedras de Venecia " , John Ruskin escribió: «Con independencia de estilo, época, autor o nacionalidad, debe existir una ley que permita distinguir la buena arquitectura de la mala, porque discutir sin tener principios en que apoyarse, es peor que aceptar una moneda dudosa sin hacerla sonar». Sin tener la seguridad de haber encontrado tan necesaria ley universal, Antonio Miranda ha establecido en este libro unos principios que son los que han construido este canon de arquitectura con las obras que merecen el tÃtulo de obras maestras.
En este canon antológico se tratará, en exclusiva, de obras y proyectos del siglo XX en Occidente, es decir, un tramo del espacio-tiempo suficientemente breve como para poder hacer una crÃtica sincrónica. Hasta los primeros años del pasado siglo, la arquitectura auténtica podÃa ser aceptada como una «creación artÃstica». Son Auguste Perret y Adolf Loos quienes en palabra y obra arrancan la arquitectura del vidrioso marco formado por las Bellas Artes. El Movimiento Moderno acaba de nacer. A partir de esas fechas ya nada serÃa igual. Cualquier arquitectura con efectos figurativos o pretensiones estéticas podrÃa, con toda legitimidad, ser calificada de falsa, esto es, de inferior.